Dedicado a mi solecito, usando como música de fondo "The Blower's Daugther - Damien Rice"
A veces se pone uno a pensar en como va cambiando(lo) la vida. Cómo, a veces, uno simplemente se sumerge en los ideales de pequeño burgués y trata de acumular, acumular y acumular riqueza, comodidad o lujos.
Y no nota que por más que acumule nunca va a ser feliz por el sólo hecho de acumular. Que eso de andar endeudado hasta el tope para darse lujos (cosa que afortunadamente no es mi caso), eso de hacer un avance en una tarjeta para pagar la otra, que eso, tarde o temprano le explota a uno en las manos y le manda todo al carajo (o al cipote como diría nuestro bolivariano vecino).
A veces uno intenta expresar la felicidad en plata, en cosas o en posesiones. Cuando no existe medida para la felicidad. Cuando la felicidad casi nunca puede expresarse ni siquiera con palabras. Cuando la felicidad suele ser, más bien, una persona o la situación de las cosas, sucesos y eventos que concuerdad en un momento cósmico.
Cuando la felicidad puede ser algo tan sencillo como que desde la ventana de mi nueva oficina alcance a ver el edificio donde vivo contigo =D.
2 comentarios:
Creo que eres un hombre afortunado.
;)
A mí me hará feliz ver tu oficina desde el apartamento e imaginar que estás ahí.
To Amo
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