Estos últimos días anda sonando bastante una polémica iniciada por el concejal Marco Fidel Ramírez al solicitar al Canal Capital las hojas de vida de sus empleados donde se especificara su orientación sexual por considerar que “El Canal Capital debe promover principios y valores. Hoy promueve contenidos explícitamente vulgares, inmorales y pornográficos”, Hollman Morris, director del canal, se negó a entregar lo solicitado escudado en el derecho a la intimidad promulgado por la constitución.
Basta entrar a los foros de las noticias relacionadas con este tema en cualquiera de los periódicos capitalinos para ver el gran alboroto y la gran controversia que causa este tema. Pero es difícil encontrar argumentos fundamentados dentro de la gran cantidad de basura que, casi que literalmente, vomitan los usuarios.
Mi primera reflexión es sobre el punto donde se originó el debate, las palabras del concejal: "contenidos explícitamente vulgares, inmorales y pornográficos” si el canal está transmitiendo este tipo de contenido en horarios familiares debería hacerse la investigación correspondiente, completamente de acuerdo. Ahora bien, ¿Cuales son los contenidos que el concejal considera vulgares, inmorales y pornográficos? Son programas donde aparecen parejas del mismo sexo hablando, contando sus experiencias, no sexuales ni de cama sino de vida, y en el peor de los casos, si cabe esta afirmación, dándose un beso. Si a la misma hora de dicho programa uno sintoniza los canales nacionales, RCN o Caracol, fácilmente puede encontrarse una novela donde hay una pareja, hombre y mujer, en paños menores o menos ropa metida entre una cama, incluso en situaciones de infidelidad, relaciones de jefe-subalterno o similares.
¿Cuál es el rasero que determina que un beso entre dos mujeres o dos hombres es más inmoral, vulgar o pornográfico que la simulación, a veces casi explícita, del acto sexual entre una pareja heterosexual?
Segundo punto: ¿Que tiene que ver la orientación sexual de los empleados del canal capital en que los contenidos sean o no sean inmorales, vulgares y pornográficos? Es decir, si los contenidos fueran de esta "calaña" ¿sería por la orientación sexual de los empleados? ¿Los heterosexuales no generan, programan y consumen contenidos inmorales, vulgares y pornográficos?
Si este texto fuera publicado en un periodico con muchos lectores al menos el 70% de los comentarios inmediatamente saldrían a decir que soy gay. Y para ellos esa es una forma de desvirtuar el contenido del texto, y al autor. Para ellos el que alguien sea homosexual sigue siendo un insulto. Como lo fue ser mujer, indígena o esclavo en otro momento. Cómo si la condición de genero, raza, ideología, color de ojos o cuanta vaina se les ocurra le quitara validez a un texto.
Y muchos de esos "machitos" que andan insultando al tildar de maricas a los que defienden el derecho a la igualdad y que despotrican del homosexualismo son los que con la quincena se van para la piscina a pagar un show lésbico. Conocí un par así.
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